Jacques-Alain Miller: «Del saber inconsciente a la causa freudiana». Parte I

Conferencia de la Madraza (24/11/1989)

 

ELPTV les ofrece la grabación de la primera de las dos Conferencias pronunciadas por Jacques-Alain Miller en Granada en Noviembre de 1989. Se trata de dos documentos de gran valor que les hacemos llegar con la presentación que José Luis Chacón y Juan Carlos Ríos, miembros de la ELP en la ciudad de Granada, han elaborado para esta ocasión. Agradecemos a Jacques-Alain Miller su autorización para la difusión de las grabaciones por este medio.

Presentación:

«De las diferentes conferencias que Jacques-Alain Miller ofreció en España, las pronunciadas en Andalucía destacan quizás por el interés en la propia configuración del Campo Freudiano en España y la constitución de las Escuelas. J.-A. Miller se desplazó durante casi una década (1987-1995) a Málaga, Sevilla y Granada en una época que coincide, en los diferentes territorios de España, con la constitución de los Grupos de estudio, la refundación de la École de la Cause Freudienne y la fundación de la Escuela Europea de Psicoanálisis. Es, por tanto, una época trascendental para el Campo Freudiano.

Despuntan de manera especial las que, entre los colegas, se han venido en llamar Conferencias de la Madraza y de la Alhambra, realizadas los días 24 y 26 de noviembre de 1989, con el título propuesto por Miller: Del saber inconsciente a la causa freudiana contemporáneas del inicio del curso impartido en París, El banquete de los analistas.

Su visión permite vislumbrar los momentos de impasse que se vivieron en esa época en la École de la Cause Freudienne, el tiempo subjetivo de J.-A. Miller autorizándose ante la audiencia de la Madraza en un verdadero momento de pase, la rememoración de sus primeros encuentros con Lacan asistiendo al Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales, que comienza, recordémoslo, con alusiones a Louis Aragon y Granada, … pero, sobre todo, porque entonces escaseaban las grabaciones audiovisuales, encargadas a profesionales, que se hicieron a pesar de que el propio Jacques-Alain mostró su reticencia. Ahí reside la audacia de estos documentos que se editaron gracias a la Filmoteca de Andalucía y la Diputación de Granada.

Para nosotros, como para el resto de los territorios de España, fueron tiempos de arrebato, conscientes de la urgencia del momento histórico que se vivía en Francia y en Europa. Pero también del cambio de posición de la Escuela sujeto porque se conformaban nuevas comunidades de trabajo más amplias y precisas y, por tanto, una fructífera transferencia con el psicoanálisis lacaniano y, de manera particular, con J.-A. Miller.

En noviembre de 1989, tan solo unos días antes de estas Conferencias en Granada, comienza el curso El banquete de los analistas que durará hasta junio de 1990. Miller considera esta fecha clave para repensar de nuevo y en voz alta, “a cielo abierto” como dirá más tarde, el psicoanálisis puro y el pase. Es importante destacar, en ese momento, la lucidez de J.-A. Miller para advertir y vislumbrar la dialéctica inherente a la comunidad analítica.

Para poder advertir el contexto de estas Conferencias, en una dimensión más amplia, debemos tomar en cuenta varios asuntos que gravitan sobre ellas y que forman un enjambre sobre la Escuela y el psicoanálisis:

En 1963 se produce la “expulsión/excomunión” de Jacques Lacan de la IPA.

En 1964 Lacan comienza el Seminario interrumpido sobre los Nombres del Padre del que solo estableció una sesión. Tras ella comienza el desarrollo del Seminario XI Los cuatro conceptos fundamentales. Por recomendación de Louis Althusser, J.-A. Miller asiste al Seminario y hace diversas intervenciones en él, algunas de las cuales permitirán a Lacan desarrollar aspectos, unos años más tarde en Televisión, Radiofonía y también en la última enseñanza, con relación, sobre todo, a la ontología. En este Seminario XI, como ya hemos señalado, hay referencias a Granada a través del poema de L. Aragon. La expresión acuñada “Reconquista del Campo freudiano” está tomada posiblemente de esa obra, según el propio J.-A. Miller.

En ese mismo año, y tan solo tres días antes de concluir el Seminario, está datado el Acto de Fundación.

Casi diez años después, se publica el Seminario XI, texto establecido por J.-A.Miller. Es el primer Seminario editado con el visto bueno de Lacan. También en España, publicado por Barral en Barcelona, tan solo un par de años después aparece la traducción al castellano.

En 1990 se abre un debate en Francia que luego se traslada a Italia y, en cierto modo, a España, sobre la legislación que autoriza el psicoanálisis. Después de diez años, la ECF entra en crisis y se refunda. A la vez se crea la EEP.

El curso El banquete de los analistas y las Conferencias en Granada comienzan en medio de estos acontecimientos. J.-A. Miller explora y examina la articulación del analista y la Escuela: cómo son las relaciones que el analista mantiene con sus analizantes, con el psicoanálisis y con los otros analistas. Inaugura, así, una clínica del discurso analítico que hace solidaria de la política del analista con el fin del análisis y el pase. Si la finalización del análisis siempre fue un punto de discordia, también podría ser un factor de reagrupamiento.

En definitiva, el problema central de la política del analista es, para J.-A. Miller con Lacan, el acto analítico. Un analista es el resultado de un análisis y, al examinar lo que produce un análisis a través del procedimiento del pase, éste queda vinculado a la pregunta fundamental de la Escuela sobre qué es un analista. En las primeras clases, J.A. Miller cita un breve texto de Eric Laurent sobre el pase titulado, posiblemente, Enseñanza y cartel del pase en donde examina la cuestión de la nominación y plantea que no se trata de que el AE sea un profesor del objeto a sino que el pase verifique que haya transmisión. Vemos cómo la transmisión, sea mediante el dispositivo del pase o del propio discurso analítico, está muy presente en estas Conferencias en Granada y, además, son homologables porque el saber que se transmite no es un saber universitario, sino inconsciente y con relación a la causa analítica. Así es en la Conferencia de la Madraza con relación al acto fallido de J.A. Miller y en la segunda con la exposición de los cuatro discursos a partir de “el inconsciente es la Alhambra” que homologa con la definición de Lacan: “La mejor imagen para resumir el inconsciente es Baltimore al amanecer” en su estancia en EEUU en 1966, contemporánea (1967) del Seminario El acto analítico. Una época en la que Lacan explora y revisa el concepto de inconsciente introduciendo de otro modo el objeto a.

Tras su visita a la Alhambra de manera distendida, riendo con amigos, J.-A. Miller articula dos maneras de abordar el inconsciente mediante esa metáfora: simbólico y real. Aunque no lo dice de esa manera, se refiere a las dos lecturas de la Alhambra: una con múltiples posibilidades de interpretación y otra matemática, del saber y el cálculo, transmisible en los planos y las fórmulas.

J.-A. Miller había leído un pequeño libro de un poeta granadino, Antonio Enrique, titulado Tratado de la Alhambra hermética en el que se afirma que el Palacio de Comares está inspirado, incluso es una copia, del Templo de Salomón. J.-A. Miller contrasta esta teoría con su visita y la resuelve con el discurso analítico a partir de los otros tres discursos.

Del saber inconsciente a la causa freudiana

J.-A. Miller vino acompañado por Judith y varios amigos de París. A Granada también se desplazaron ese fin de semana colegas procedentes de diferentes y distantes puntos de España. Su avión se había retrasado tras la “correspondencia” París-Madrid-Granada y este hecho fortuito, le permitió traer a colación un lapsus al tomar la Correspondencia de Spinoza en lugar de la Ética. Su inconsciente, como su particular momento de pase, lo expuso a cielo abierto ante un auditorio atónito. En la Madraza J.-A. Miller hizo su peculiar “dignus et intrare” para encuadrar la transmisión, la Escuela y el pase en la enseñanza de Lacan.

La Madraza, en árabe “escuela”, es actualmente un Palacio que pertenece a la Universidad de Granada y en donde residen y se celebran diversos actos culturales. Fue la primera Universidad pública de Al-Andalus, inaugurada en 1349, y aún conserva restos en los bajos del edificio. Allí se impartían, entre otras, enseñanzas de Derecho, Medicina y Matemáticas. Está situada frente a la Capilla de los Reyes Católicos, junto a la Alcaicería, zona noble del comercio árabe, y los restos de la Mezquita Mayor. Su biblioteca fue saqueada por Cisneros y sus libros quemados en la plaza de Bib Rambla, citada en el romance de Alhama que Freud tomaría al final de su vida. Fue también sede del Ayuntamiento antes de volver a ser parte de la Universidad.

La conferencia fue impartida en el Salón Caballeros XXIV que sirvió como lugar de reuniones de los regidores de la ciudad tras la reconquista y conserva una impresionante armadura mudéjar del siglo xvi.

Desde sus primeras palabras, J.A.Miller hace una declaración de intenciones con relación a su vida, como analizante, y la audiencia, como sujeto supuesto saber. Y lo hace de manera sutil para remitirse, en última instancia, a una manera peculiar de transmisión en público a partir de una relación con la causa freudiana o analítica. “Me presento -dice-. “Soy un psicoanalista… me autorizo hoy…”

Al hablar de la formación del analista, J.-A. Miller se remite en Granada a Lacan y su Seminario XI: “no hay formación del analista sino formaciones del inconsciente” y a la garantía en psicoanálisis. Va a ilustrar, pues, este pasaje, ese momento de pase que, más allá del sentido, lo remitirá a su deuda con Lacan y su responsabilidad con la Escuela y la ética del psicoanálisis.

J.-A. Miller va a ilustrar con una formación del inconsciente que no hay clínica sin ética: deseaba tomar La ética de Spinoza y en cambio trae consigo el Tratado político y la Correspondencia. Este doble título, Política y Correspondencia, tiene gran importancia dadas las circunstancias por las que atravesaban la ECF y, en general, por lo que atañe a la política de la Escuela de Lacan en esos momentos.

Correspondencia, podríamos decir remitiéndonos a los tres significantes en juego en el acto fallido, entre la ética y la política. Ese acto fallido se convierte –como diría Lacan- en un acto logrado que anuda La ética de Spinoza, una de las lecturas de cabecera de Lacan de juventud, con la Causa y la función de la Escuela.

Pues bien, volvamos a la formación del inconsciente: entre Granada y París hay una Correspondencia y en el libro de Spinoza con ese nombre una anotación de J.-A. Miller que, por un azar necesario tras su interpretación, establece una cierta solución a la crisis abierta en el seno de la ECF, al problema que J.-A. Miller, personalmente, tiene en ese momento: ¿por qué mantener una relación epistolar o, por extensión, cualquiera que sea, con alguien que no comparte ni siquiera los principios mismos?

Remite, pues, a la crisis abierta y su modo de solucionarla con un revulsivo como la refundación de la ECF y la creación y ampliación de las Escuelas del pase.

Volvamos a la Conferencia de la Madraza: la ausencia, la falta para Spinoza no es igual al agujero en lo Real para el psicoanálisis. Para Lacan hay varios tipos de faltas que en el Seminario IV La relación de objeto ya va a formular como S(A) tachado, “no hay Otro del Otro”. La ausencia remite a un vacío del significante primordial…el Hay Uno que establecerá en la última enseñanza. J.-A. Miller extrae consecuencias de todo ello prácticamente, como una clínica de lo colectivo. Es lo que expondrá en estas Conferencias en Granada

Para terminar, nos gustaría decir algo sobre El moro de Granada, un libro que J.-A. Miller compra en Madrid unos días antes de venir para ilustrarse, y al que se refiere al final en la conferencia de la Madraza. De nuevo una conexión, una correspondencia, entre él mismo y Lacan a través de la cita de Louis Aragon en el Seminario XI.

Pero hay algo más: el libro El moro de Granada en la literatura: del siglo XV al XIX que compró es una edición facsímil que acababa de salir publicado por la UGR. Era la versión en España, con algunos reajustes y adiciones, de la tesis doctoral presentada por la autora, Soledad Carrasco, en la Columbia University en 1954. El estudio es un recorrido por las literaturas occidentales del mito del moro galante de Granada. Si bien emergió con fuerza en la poesía castellana del siglo XV, perdió sustancia histórica en el Siglo de Oro. Cobró cierto auge en el Renacimiento italiano y los salones franceses del Grand Siécle hasta el Romanticismo en el que se levantan Alhambras sonadas tanto en Europa como en América, triunfando personajes como los Abencerrajes, Boaddil o el moro Muza. Pues bien, el libro es una maravilla y recoge las investigaciones de Dámaso Alonso y Menéndez Pidal. Pero también de otros personajes de Granada como Francisco García Lorca o Melchor Fernández Almagro.

Louis Aragon en su estancia en Granada tomó estos mitos de Boaddil con el que se identificaba porque lloraba como una mujer sintiéndose él un poco femenino. Le fou d ́Elsa, del que Lacan extrae el poema al comienzo del Seminario XI.

J.-A. Miller quiso releer esa obra en Granada porque había servido a Lacan en el Seminario XI. Parece que escogemos nuestros objetos y lugares de memoria cuando realmente vienen configurados inconscientemente. Algo de ello le pasó a J.-A. Miller en Granada en donde se produjo, como alude al principio en La Madraza, un verdadero hallazgo y una auténtica transmisión. Pero también y, por ende, a todos nosotros en una transferencia de trabajo inusitada hasta entonces.

En sus viajes, Lacan pasó por Andalucía, en donde se dejó fotografiar en la Mezquita de Córdoba, pero no se detuvo en Granada. Sin embargo, en su enseñanza y sobre todo desde su excomunión, tomó términos relacionados con Granada. Al final de la Conferencia en la Madraza me acerqué emocionado a J.-A. Miller y agradecí sus palabras. A mí me extrañaba que su conferencia la titulara Del saber inconsciente a la causa freudiana y no analítica. En ese momento recordé que Freud hizo alusión a Granada en su pequeña pieza Un trastorno de memoria en la Acrópolis al final de su vida y se lo expuse.

Efectivamente, Freud había aprendido español para poder leer El Quijote lo que indica, al menos, su tenacidad e inteligencia. Ello le permitió después poder revisar las Obras Completas traducidas al español, antes de a cualquier otra lengua, incluidas inglés o francés. En el ámbito médico de Granada y Barcelona, apareció en 1883 la primera traducción de un artículo firmado por Freud y Breuer titulado Mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos. También sus conocimientos de español permitieron a Freud reseñar y citar pasajes de la literatura y el arte españoles: de ahí su Academia Castellana a la que solamente pertenecían su amigo Silverstein y él, como Cipión y Berganza, los perros del famoso Diálogo de Cervantes o, en 1936, en la Carta a Romain Roland, el romance de la pérdida de Alhama y Granada en el que se culpa de las malas noticias, al mensajero, como el inconsciente.

Algo de todo ello estaba presente en su Conferencia de la Madraza o al menos eso nos pareció.»

Juan Carlos Ríos y José Luis Chacón

Agosto 2023